Conoce la dramática historia de amor entre Inés de Castro y D. Pedro I.
D. Pedro nació en 1320, hijo del rey D. Afonso IV y de D. Beatriz de Castela. Por razones políticas, D. Pedro se casó en 1339 con D. Constança Emanuel, una noble castellana.
Nadie podía imaginar que D. Pedro se enamoraría de una de las damas de compañía de Constança, la espléndida Inés de Castro. El romance entre ambos fue criticado y mal aceptado por la corte, que temía la influencia castellana sobre D. Pedro.
Basándose en la moral, D. Afonso IV ordenó el destierro de D. Inés, en 1344, en el castillo de Alburquerque, en la frontera castellana. Sin embargo, la distancia no mató el amor entre Pedro e Inés, que se escribían con frecuencia.
En octubre del año siguiente, D. Constança murió al dar a luz al futuro rey, D. Fernando I de Portugal. Como viudo y en contra del deseo de su padre, D. Pedro ordenó a D. Inés que regresara del exilio y se reunió con ella, provocando cierto escándalo en la corte y disgustando a su padre. Entonces estalló una disputa entre el rey y el infante.
D. Afonso IV intentó resolver la situación casando a su hijo con una dama de sangre real. Pero D. Pedro rechazó este proyecto, alegando que aún no podía pensar en un nuevo matrimonio. Sin embargo, la unión con D. Inés estaba dando sus frutos: entre los años 1346 y 1354, Inés tuvo cuatro hijos. Empezaron a circular rumores que insinuaban que los castellanos conspiraban para asesinar al infante D. Fernando, heredero legítimo de D. Pedro, para que el trono portugués pasara al hijo mayor de D. Inés de Castro.
En 1355, D. Afonso IV cedió a la presión de los nobles portugueses y ordenó el asesinato de Inés de Castro. Así, el 7 de enero, aprovechando que Pedro estaba de viaje, tres hombres -Pêro Coelho, Álvaro Gonçalves y Diogo Lopes Pacheco- emboscaron a Inés en los jardines donde ella y Pedro solían reunirse y la asesinaron fríamente. La leyenda cuenta que sus lágrimas se convirtieron en un arroyo, que hoy se conoce como La Fuente de las Lágrimas, y su sangre en el musgo rojo del lugar.
La muerte de D. Inés provocó la ira de D. Pedro contra D. Afonso IV. Tras meses de conflicto, la reina D. Beatriz consiguió intervenir y selló la paz entre padre e hijo. En 1357, D. Afonso IV murió y su hijo fue coronado como D. Pedro I.
En junio de 1360, D. Pedro I hizo una declaración legitimando a sus hijos al afirmar que se había casado en secreto con D. Inés, en 1354. La palabra del rey, de su capellán y de su criado fueron las pruebas necesarias para legalizar este matrimonio.
Después persiguió a los asesinos de D. Inés, que habían huido al reino de Castilla. Pêro Coelho y Álvaro Gonçalves fueron capturados y ejecutados en Santarém (según la leyenda, el Rey ordenó que a uno de ellos le arrancaran el corazón por el pecho y al otro por la espalda, presenciando la ejecución mientras festejaban). Diogo Lopes Pacheco consiguió escapar a Francia y, más tarde, sería perdonado por el Rey en su lecho de muerte.
D. Pedro mandó construir las dos magníficas tumbas de D. Pedro I y D. Inés de Castro en el monasterio de Alcobaça, donde se encuentra el cuerpo de su amada Inés desde 1361 o 1362. La leyenda dice también que, antes de colocar el cuerpo de su amada Inés en la tumba, el rey la sentó en el trono e hizo que toda la corte besara la mano de la reina muerta.
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